Por: Jordan Huerta

 

Al término de la segunda votación, Ana Jara no recibió el “voto de confianza” y el Congreso ha prolongado hasta la próxima semana el futuro del gabinete ministerial. Estos días han sido calificados como un espacio de diálogo para que el legislativo y el ejecutivo lleguen a buen puerto ¿la tercera será la vencida?

 

Las razones principales que hacen que la oposición no favorezca al gabinete de Jara son claras, y esto no responde a fanatismos políticos como lo ha declarado anteriormente el presidente Ollanta Humala pues, revisar el aporte de los trabajadores independientes a las AFP, la solución de la huelga médica y la salida de ministros con irregularidades en sus puestos, son propios de una política democrática.

 

Todo parece ser una copia de lo ocurrido con el ex primer ministro, Rene Cornejo, quién en marzo pasado, fue protagonista de una situación similar. La sólida decisión de la oposición en contra de Cornejo en su momento y ahora con Jara, viene resaltando dentro del legislativo. La actual premier puede tener la mejor intención de llegar a un acuerdo con los diversos partidos políticos, pero el gobierno es el mismo. En ese sentido Mauricio Mulder declaró para RPP noticias, que la intención de la oposición no es tumbarse al gabinete.

 

“Estamos buscando cosas que no son desestabilizadoras, el gabinete debe entender que ya no tienen una mayoría definida y que ahora tienen que buscar una política de diálogo”, además agregó que en la próxima votación la oposición ya no recurrirá a la abstención, los votos serán a favor o en contra.

 

Si dentro del diálogo que pide Mulder está como primer punto definir el futuro de Mayorga y Castilla, el panorama no es diferente para un ejecutivo lleno de errores, errores que funcionan como fortalecimiento para el legislativo. Esta disputa puede perjudicar más al soberbio gobierno de Humala, gobierno donde Ana Jara –dueña de una simpatía innegable- parece ser una salida ante las constantes arremetidas. La idea inicialmente no fue mala, ya que dentro de todo lo pésimo que le puede estar pasando a este gobierno, perfilaron a Jara como la encargada de limpiar y curar las asperezas existentes.

 

Sin embargo la premier no contaba con los obstáculos que se iban sumando en el camino, además de la confirmación del mismo Daniel Abugattás (parlamentario oficialista) sobre la existencia de lobbies en el gobierno. Ana Jara debería entender y poner en claro que no vino para ser la héroe de la película, y el ejecutivo no puede tapar el sol con un dedo y debe dar su brazo a torcer ante tamaña realidad, por el bien de ellos mismos, por el bien del nuevo gabinete, por el bien de todos.

 

En esta contienda entre ejecutivo y oposición, deben primar los intereses del país, para eso fueron elegidos, no para sus eternas inclinaciones. Ollanta Humala como cabeza del ejecutivo, parece no haber medido las consecuencias que traerá esta riña si persiste en pasar estas cuestiones por alto. Es él, el primero que debería buscar una solución viable para esta situación. Mientras que Ana Jara debe asumir su responsabilidad como tal. Las ganas y la buena intención no son suficiente, debe hacer respetar su autoridad y corregir los errores que hay dentro de su gabinete.